RRSS: Una relación de amor/odio

Me encanta mi trabajo, lo confieso, me declaro un enamorado del social media, las redes sociales, el marketing digital…

Pero hay un momento donde odio dedicarme a lo que me dedico. Ese momento es cuando el cliente llama, te pone 2 o 3 escusas, y resumiendo te dice que la cuenta ya no sigue en tus manos. Suele ser por presupuesto, porque por desgracia aún no me he visto en la tesitura de que otro haga el trabajo mejor que yo, o al menos con mejores resultados que los míos.

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En este mundillo hay mucho neogurú, mucho sabiondo que se dedica a poner a caer de un burro a todos los profesionales que nos dedicamos a esto, vendiendo humo y dándole al cliente razones por las que él tendría que manejar sus redes. Esas razones, a medio plazo, suelen diluirse y no dejan rastro. Y del “voy a llevarte al éxito, vas a tener 1 millón de seguidores” pasamos al “es que el de antes lo hizo tan mal que me está costando mucho remontar el vuelo”. Y ahí es cuando viene el tío Paco con las rebajas, y el cliente vuelve a llamar…y ahora ya…como que no, como que segundas partes nunca fueron buenas y que, si me has dejado plantado una vez…volverás a hacerlo, sin duda.

Y odio esta parte de mi trabajo porque me implico mucho. Red social que cae en mis manos, red social que trato como si fuera la mía propia. Me esfuerzo en fomentarla, en ir haciendo que la comunidad crezca, que se conozca más, que interactúe más, que tenga más engagement…saco analíticas todos los días, miro y remiro lo que ponemos para ver si está funcionando o no…en resumen, le dedico tiempo y cariño…lo primero lo dan muchos, lo segundo…no tantos. No conozco a muchos neogurús que estén en casa a las diez de la noche viendo una peli, y que en un intermedio conecten el ipad para ver si alguien ha escrito, o si alguien ha compartido un contenido (cosa que siempre agradezco a quien lo hace).

Y de golpe y porrazo viene el cliente y te dice que ya esa red no es tuya, que aquello donde has puesto corazón y cariño, horas de trabajo, dedicación, etc…se va para no volver, que ahora va a cuidar otro de ella. Y tú que le diste forma, conseguiste pasar la barrera de los 1.000 seguidores, establecer una comunidad que te ve con confianza y respeto…tienes que ver que ahora ese caramelito, esa perita en dulce pasará a manos de otro.

Y puede que pase dos cosas:

1) Que quien la gestione se limite a hacer su trabajo, sin dar ni un 1% más y consiga que la cuenta se estanque en 1 mes.

2) Que el cliente haya elegido mal al social media superstar y la cuenta pegue un bajón de aúpa en el primer trimestre y no obtenga ningún tipo de dato esperanzador.

Y esto pasa por un motivo, y aquí habrá gente que se enfade, pero me da igual porque la verdad duele siempre. Esto pasa porque vivimos en un república bananera, donde no nos damos cuenta de que vamos a años luz de EEUU y que lo que allí ven como normal, aquí de momento ni lo entendemos. Algo básico como es prestar atención al número de interacciones que generamos, allí se incluye en los informes, lo saben los directores de marketing, publicidad, rrpp, etc…pero aquí no se sabe ni lo que es, ni para qué sirve…

Cuando el cliente no tiene ni idea de porqué debe estar en Twitter es cuando el neogurú aparece, le suelta la retaila del año, se le lleva al huerto y…victoria. Claro, después de ese vas tú argumentando todo y te miran como “el estafador”, otro que viene a pagarse las vacaciones a mi costa. Porque esto pasa, puerta que toca un social media super star, puerta que se cierra llame quien llame, como si viene San Pedro para gestionar él su fanpage personalmente.

Hace dos semanas estuve en Londres, en el “Europe Customer Service” y se me caía la cara de vergüenza. Todo un directivo de Mercedes Benz desgranaba su estrategia de social media, dando prioridad a la respuesta con la que se contesta a los usuarios en redes sociales, el número de interacciones, los rt’s…eso mismo lo hacemos aquí y a los 10 minutos nos hemos quedado sólos en la sala.

¿Cuántos clientes os han preguntado para qué sirve un RT? Pues eso..

Jose Noblejas

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