Lugares deliciosos I: La Berenjena

Soy un amante del trabajo bien hecho, de esa mezcla entre pasión, vocación, perfeccionismo e innovación. No sólo disfruto de algo rico, disfruto de su presentación, veo el trabajo que hay detrás hasta que alguien pone un plato en la mesa…y me encanta. Como todo en la vida hay veces que las expectativas no se cumplen, pero no voy a hablar de los chascos, si no de esas veces que te quedas sin respiración.

No es un secreto, desde que terminé el maratón y por diferentes elementos de la vida no he estado mentalmente/anímicamente como acostumbro. Pero no hay nada que una cena entre amigos no cure.

Lo que os voy a contar sucedió el pasado martes en La Berenjena (Raimundo Fdez Villaverde 34) en compañía de Nacho Sandoval y Manu Moreno.

He de empezar diciendo que la vida igual que te maltrata te suele dar gente increíble, igual que te llevas chascos y piensas “cómo coño he dejado que este tio se acerque a mi círculo??” hay otros donde miras al cielo y dices “así sí”.

Nacho es un diez, una persona cercana y cariñosa. Sabe mucho de mucho, tiene tablas para montar tres tiendas de tablas y un amplio conocimiento que le hace estar donde está. Un currante nato, un amante de lo que hace y una persona con un nivel de autoexigencia bárbaro. Es un número uno en marketing aplicado a gastronomía, video marketing, eventos, comunicación, redes…una mente brillante dentro de una filosofía de vida maravillosa. Pulpo Pasión, la Ruta de la Fabada, la Ruta de la Paella, Puentes del Mundo…son sólo algunas de sus creaciones.

Manu es un crack, es el CR7 de las redes sociales. Autor de muchos libros, el último “la enciclopedia del community manager” es una obra de arte que todo el mundo debería tener en sus manos y leer tomando apuntes. Es una persona con un dominio de lo digital que asusta, hace lo que quiere con lo que quiere y si le das una piedra te devolverá un rubí. Es otra mente brillante dentro de una filosofía de vida genial y de una manera de ser que enamora.

Gracias a los dos por estar en mi vida.

Nos citamos los 3 en La Berenjena dado que Manu y Nacho no se conocían. El ambiente fue genial y el lugar…qué lugar. Una maravilla. Seguía a Rebeca desde hace tiempo porque sabía que el talento era tremendo, cuando salió de Top Chef comencé a seguirla, tenía algo que el resto no tenía. Al poco ya entendí el motivo. Un talento tremendo y unas ganas de trabajar que no son normales. Perfección e innovación.

El local es una maravilla, muy acogedor y con un trato exquisito. La comida es una brutalidad de sabores, texturas y sorpresas. Ella es un amor y Marta te explica la carta como si fuera la primera vez que lo hace. Y ambas rebosan amor hacia lo que hacen, te cuentan de qué va relleno un dumpling como quien te habla de un hijo, con cariño, con ganas de transmitirte que lo que estás a punto de meterte en la boca es algo lleno de amor.

Tenéis todas las fotos en los stories de mi Instagram (jnoblejas) y seguro que se os hace la boca agua.

Está todo genial, no podría quedarme sólo con un plato. La ostra es una explosión de sabores. Los mejillones tienen una salsa donde podría vivir el resto de mi existencia. El dumpling y el gyoza son una felicidad que podría comer todos los días sin cansarme. El pisto con espuma de patata trufada y huevo a baja temperatura merece mención aparte…exquisito no lo define. Un pisto tradicional pero con 30 veces más sabor, una espuma increíble con matices y un aroma brutal…un diez.

La ensalada caprese es una delicia, las piedras del carrión son una mezcla de sorpresa y finura, una dulce crema de foie espera en su interior. Después llegaron los cangrejitos fritos…es comerse el mar de una manera crujiente y deliciosa. Y de postre una tarta de manzana que dan ganas de pedirle al universo que sólo se vendan esas tartas, después de comerme su tarta de manzana creo que nunca voy a probar otra. Y una arena de chocolate, con petazetas que te transportan a la infancia y te hacen disfrutar de un plato divertido.

Y ahora os contaré lo que me dejó sin palabras. Algo que cuando lo vi pensé “cómo se le ha podido ocurrir esto????”.

Resulta que te traen una tabla donde en un lado hay un tuétano de atún rojo delicioso, servido en su propio esqueleto y con carne churruscadita de atún que luego puedes comerte con unas pinzas de chef que te dan como cubierto. Ese tuétano se acompaña de 7 especias chinas y una salsa que está a camino entre soja y algo más suave. Al otro lado de la tabla hay un recipiente con algo en medio. Cuando metes la nariz tu mente piensa “esto me va a gustar”. Son unas tiras de ternera, poco hechas, con un sabor espectacular que inunda el paladar. Terminas de comer este plato y sientes que acaban de putearte la vida, después de un plato así todo lo que comas en otro sitio será una castaña.

El trabajo bien hecho merece ser aplaudido y yo llevo desde el martes haciéndolo. Rebeca, además de ser una persona increíblemente simpática y cercana, es un talento brutal que va a dejar huella en Madrid, en dos años el panorama le va a cambiar mucho, se va a convertir en una referencia (si es que ahora no lo es) y más de uno va a hacer cola para ir a cenar. Y si no…¡al tiempo!

¡Volveré!

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